Hojas en la senda


Senda en el cañon de Añisclo

Añisclo, el más impresionante de los cañones de la península. Una opción para subir al Perdido.
Durante todo el recorrido remontándolo hasta Fuenblanca, unas seis horas, te acompañará el tronar del agua cayendo en infinidad de cascadas y saltos, a través de oscuros y fríos bosques siguiendo una larga y a veces peligrosa senda, encerrado entre paredes de más de mil metros de las que también cae el agua. Un espectáculo maravilloso y abrumador.


La foto.
Aquí la dificultad es la falta de luz. No en vano está tomada a f/4 y 1/3 de segundo con la focal a 18 mm. Al límite del pISa. Lo ideal, en teoría, hubiera sido sacar el trípode. Pero me hubiera tenido que quitar la mochila, abrirla, desplegarlo, activar el levantamiento de espejo y el retraso de dos segundos en el disparo, desactivar el enfoque automático y el estabilizador; componer y enfocar con la pantalla. Demasiado complicado cuando el objetivo es una ascensión.

Así que rodilla a tierra, con la mochila puesta, y a hacer tres tomas para asegurar.
En esta ocasión, como en otras, la trepidación es un recurso más -léase con ironía si así se desea. Ésta -la trepidación- junto con el desenfoque del fondo, terminan de captar la maravillosa atmósfera del lugar.

Como dijo Cartier-Bresson:  "La nitidez es un concepto burgués".


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